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Soy de Móstoles

Una Orquesta de Cámara para la ciudad

Jóvenes intérpretes de violín, viola, violonchelo y contrabajo han formado un conjunto inédito en la ciudad: la Orquesta de Cámara Villa de Móstoles. Su historia, recentísima, tiene trazas de impulso cultural (“Móstoles tiene ahora una orquesta a su servicio”) y de reencuentro, el propiciado por el profesor Ramón Ceballos para que intérpretes formados en la localidad puedan “volver a disfrutar de la música”.

Y es que no es fácil ejercer de instrumentista de cuerda al salir del conservatorio. En la orquesta que da pie a estas líneas hay muchos intérpretes que arrinconaron la música por otras profesiones y que ahora la han retomado entre ensayos de fin de semana y conciertos periódicos. El director de la Coral Villa de Móstoles y propulsor capital de la Orquesta de Cámara homónima cuenta que la idea llevaba años latente a la espera del momento idóneo. “Ha cuajado ahora que hemos encontrado a las personas”. Los preparativos intensos empezaron el año pasado con una convocatoria de músicos; muchos de los que respondieron habían estudiado con él música de cámara en el Conservatorio de Móstoles, por lo que fue ocasión de reencontrarse “para disfrutar de la música otra vez”. “Me dedico al mundo de la música y muchos de los integrantes han sido alumnos míos, pero ésta no es una orquesta de ex alumnos, porque hay también compañeros”.

Educación, humildad y apoyo

El propósito fundamental es “que Móstoles tenga una orquesta de cámara a su servicio”, que la ciudad aproveche el talento de sus ciudadanos jóvenes, “que revierta en el municipio el dinero que se invierte en educación”. La intención es “que la orquesta sea permanente”, para lo que harán falta muchos conciertos, compromiso y apoyos. “Es muy frágil de momento y hay que consolidarla. Necesitamos el apoyo de empresas y entidades del municipio”, subraya Ceballos.

El conjunto se estrenó en el último Ciclo de Música Sacra, en la parroquia de la Asunción. El repertorio “es breve, de momento, porque la orquesta es como un niño recién nacido”, compara el impulsor, que apela a “la humildad” para llegar muy lejos. Bach, Haëndel, Mozart, Fauré.... “No podemos pensar que esto es de repente la Filarmónica de Berlín, hay que ser humildes e ir consolidando”. El número de miembros fluctúa de 15 a 20, porque cada cual tiene sus ocupaciones inaplazables y hay bajas ocasionales por asuntos laborales. La edad de los músicos oscila entre los 20 y los 30 y en el grupo hay profesionales de la docencia (de música, inglés, etc), la medicina, el derecho y más. Suelen ensayar los sábados por la tarde, lo que supone “un esfuerzo”, pero el “reconocimiento” en los conciertos empequeñece cualquier traba.

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Cantera

Informadoras turísticas con futuro

En el restaurante de la Escuela de Hostelería y Turismo Simone Ortega, abierto al público de lunes a viernes a la hora del almuerzo, se ilustra no sólo al paladar. Dos alumnos por día, en la recepción del salón, inspiran a los clientes con planes posibles para aprovechar la jornada, desde una exposición en Móstoles o cualquier otro punto de la Comunidad de Madrid, hasta un musical o un miniviaje. Estuvimos en el día de prácticas de Cristina González y Estefanía Talavera, dos jóvenes que sueñan con que su trabajo en la galaxia turística les posibilite viajar, desarrollarse, “conocer mundo”.

Jueves, al mediodía. En la recepción del salón Andrés Torrejón, de la Escuela de Hostelería de Móstoles, Estefanía y Cristina, se preparan para la “transformación”, como lo llama la profesora Ana Cassinello: “Aquí te pones el uniforme y adoptas otra personalidad; es como el teatro”. La también jefe de estudios del centro vigilará muy de cerca las “actitudes” de Cristina y Estefanía, ya en la piel de informadoras turísticas; hablarán a los clientes del restaurante sobre el Centenario de la Gran Vía madrileña, la última exposición en el Centro de Arte Contemporáneo y los conciertos inminentes.

Mientras en la cocina preparan el menú degustación del día (12 euros por persona, bebida aparte), desde chupito de ajoblanco malagueño hasta secreto ibérico con chutnay de pera y cuscús de verduras, en la antesala del salón aprenden a recibir a los clientes “con una sonrisa, mirando directamente a los ojos, con la gesticulación justa y atención en la escucha”. Las 16 alumnas y los 4 alumnos del curso se turnan por parejas para completar al menos cinco días de práctica.

Ya en el momento de hacer la reserva telefónica imprescindible de la mesa, el futuro comensal sabe que “tendrá que colaborar” como destinatario de la práctica. “Al cliente nuevo le choca la primera vez”, explica la docente, pero casi siempre cumple, gustoso. El jueves del reportaje vimos a Cristina saludando y despidiendo a una cliente en lengua francesa, vimos a Estefanía practicando las pausas de expresión al teléfono, de tono y volumen, y esforzándose por eliminar las típicas muletillas en el habla, expresiones como “¿vale?” que va sustituyendo por “perfecto”, “de acuerdo”, “muy bien” y similares.

 

Viajes y oportunidades

Estefanía se mueve con soltura en la recepción del restaurante. “Más que el trato con el cliente, lo difícil es hacerlo con la profesora al lado”, sonríe. Tiene 18 años, vive en Móstoles y siempre le atrajo el turismo; cuando supo de la Escuela de Turismo de la ciudad, se inscribió en el curso de Gestión de Alojamientos Turísticos y espera poder ejercer todo lo aprendido en algún hotel. Su compañera ocasional de recepción, Cristina, tiene 23 años y acude a Móstoles cada día desde el barrio de Hortaleza, en la capital. Ambas esperan del trabajo turístico la ocasión de viajar por el mundo. Cuando terminen el curso y medio en las aulas y las prácticas en un hotel (de la Semana Santa a julio del año próximo), las dos jóvenes tomarán su camino: Estefanía seguirá estudiando y se volcará en el aprendizaje de idiomas extranjeros; y Cristina se irá a trabajar fuera de España en algún establecimiento hotelero o institución relacionada con el turismo. Dice la profesora Cassinello que en las clases tratan de que los alumnos se anticipen a la experiencia profesional y que aprendan a “colaborar con los compañeros de restauración”, como quizás tengan que hacer en su puesto de trabajo en el futuro. La jefa de estudios admite que el sector está ahora “algo parado”, pero advierte de que el turismo de negocios y el cultural tienen gran porvenir. Y las prácticas son una oportunidad, siempre: la Escuela de Hostelería Simone Ortega tiene convenios con cadenas hoteleras potentes, que permiten a los alumnos probar el trabajo real, y a las empresas les dan ocasión de disfrutar de la cantera y modelar a los jóvenes profesionales a su gusto. La Escuela de Hostelería y Turismo Simone Ortega está en el número 64 de la calle del Pintor Velázquez (www.ehtsimoneortega.com) y teléfono 916183177).

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Vocaciones

“¡Abre los Ojos, todos somos iguales!”

En un blog de nombre Abre los Ojos todos los participantes aparecen con los ojos tapados por manos, antifaces y otros elementos. ¿Contrasentido? Ninguno; más bien un detectado, el de Jéssica, Verónica y Francisco, quienes con sólo 15 ó 16 años han descubierto que es mejor cubrirse los ojos para no actuar cegados por los prejuicios de raza, sexo, discapacidad. “¿Crees que has sufrido demasiado? Pues mira un poco más allá y observarás que existen personas un poco diferentes a ti, que cada día afrontan un reto y que, aun así, viven y disfrutan de cada momento; tan sólo necesitan que te des cuenta de que existen; si ellos no ponen barreras, ¿por qué se las pones tú?”.

El entrecomillado proviene del vídeo que Fran, Vero y Jessi confeccionaron para la última Jornada de Integración en su instituto, el Europa. “Todos somos personas, abre los ojos y serás humano. No discrimines a nadie, nada importa, ni tu raza, ni tu sexo ni tu orientación sexual o que tengas alguna discapacidad”, remachan. Fue en diciembre y el lema se convirtió en el título de un blog (http://frannoticias.jimdo.com/) y en una plataforma de solidaridad, donde lo mismo se difunde y agita una recogida de alimentos para los damnificados de la penúltima tragedia (Haití, 20 cajas que entregaron a Cruz Roja) que se hacen entrevistas a gente que alguna vez se ha sentido discriminada.

 

Rechazo, extrañeza

Sara, compañera de instituto de los blogueros solidarios, es una de las entrevistadas y explica en un vídeo cómo se desenvuelve en el día a día con su discapacidad visual; dice que al darle la luz del sol no ve nada, que tampoco ve de lejos, ni los colores oscuros; “pero puedo hacer lo mismo que vosotros”, apostilla. “Y ¿cómo te sientes en clase cuando algunos compañeros te tratan…?”, pregunta Vero, entrevistadora ocasional. “Me siento rechazada”, subraya Sara. “¿Y por qué no te manifiestas?”, repregunta. “Pues porque no me escuchan. Como me ven hacer las cosas normales, muchos creen que no tengo nada”. Al otro lado de la cámara están Fran y Jessi, que en otras secuencias nos muestran que Sara lee en clase con una lupa de gran aumento y que tiene la mesa elevada para poder leer con mayor comodidad. “Sara se siente remisa a hacer nuevas relaciones, ¡no la discriminemos!”, termina Verónica, que a sus 15 años sabe bien lo que es notar miradas de extrañeza. De madre guineana y padre gallego, esta adolescente se ha criado en España desde que tenía un año; “en Galicia mi hermano y yo éramos los únicos negritos en el colegio; nos acogían bien pero les resultaba extraño”. Ella cree que la reacción de los niños “depende de la educación que reciben en casa”.

“Les cuesta unirse”

Vero tiene como compañeros de aventura solidaria a Jessica, de 15 años, y a Francisco, de 16, que van al mismo instituto. El proyecto no sólo les ha unido sino que les ha despertado definitivamente las ganas de ayudar a los demás. Una muestra: en cuanto Jessi y Vero cumplan los 16, podrán cumplir su deseo de ejercer como voluntarios en una residencia de ancianos de Móstoles, para tareas informáticas.

En el instituto Europa la mayoría sabe de la labor de Abre los Ojos, “y a los compañeros les gusta, pero les cuesta unirse”, reprochan. Los tres están en tercer curso de Educación Secundaria Obligatoria y, pese a las notas mejorables del último trimestre, esperan conseguir una titulación universitaria: Vero apuesta por Derecho, Jessi por Farmacia y Fran duda entre el Periodismo y la Psicología. El trío de Abre los Ojos cree que la solidaridad escasea y que es hora de que la mayoría “piense en los demás y no sólo en sí misma”. Animados por el entorno, han presentado el blog al Certamen de Iniciativas Solidarias de la organización no gubernamental Jóvenes y Desarrollo.  

Más Fotografías y vídeos

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Vivienda

Jóvenes con piso y sin “trauma” hipotecario

2010, el-año-en-que-estrenamos-casa-en-Móstoles. Ni la crisis económica podrá encenizar el apunte de 2010 en la biografía de un centenar largo de jóvenes, los que recibieron en mayo las llaves de su piso en alquiler con opción a compra en la calle Hydra, en el barrio Móstoles Sur. Pagarán unos 450 euros de renta mensual y esquivarán durante siete años “el trauma de conseguir un crédito hipotecario cuando más se carece de recursos”, coincidieron el viceconsejero regional de Vivienda y el alcalde de la ciudad.

A la agitación propia del estreno del piso protegido los jóvenes Yael y David sumaron el revuelo de enseñar su vivienda al alcalde, Esteban Parro, y al viceconsejero Juan Blasco, seguidos de una oleada de fotógrafos, operadores de televisión y periodistas. “Nos llamaron de la Comunidad para preguntarnos si estaríamos dispuestos y dijimos que sí”, expresaron a Distrito Joven, una vez concluida la marejadilla. “Estamos muy nerviosos, pero muy contentos; el piso es mejor de lo que esperábamos, las calidades son muy buenas y el barrio está muy bien”, comentaron. Ella tiene 27 años y compatibiliza las prácticas de Administración y Finanzas con el empleo en una zapatería. Él ha cumplido 28 y es encargado de obras. Llevaban “cinco años o seis esperando” al momento de independizarse, cada uno viviendo con su familia porque los alquileres a precios de mercado están desorbitados, “300 euros por una simple habitación”. Esperan poder instalarse en la vivienda “en un par de meses”, cuando tengan los muebles esenciales.

Gran ciudad, arraigo y precios

En la carpa donde se entregaron las llaves de las 100 viviendas del Plan Joven de la Comunidad de Madrid, el alcalde manifestó que le habían “encantado” los pisos, sobre todo por “las calidades”, por esa “centralidad” que propiciará la convivencia (patio, juegos infantiles, piscina y otras zonas comunes) y, por supuesto, por las rentas: unos 450 euros mensuales de promedio y opción a la compra de la casa a los siete años, con la mitad del alquiler de ese tiempo a cuenta del precio final de la adquisición de la vivienda, “de 129.500 a 141.400 euros”, según el consejero regional.  “Móstoles, como gran ciudad, sigue aportando soluciones a la grave carestía de vivienda, con pisos de calidad a precios asequibles que permitirán que familias que se marchaban a otros municipios puedan arraigar en nuestra ciudad”, resumió el alcalde, que animó a las parejas de los adjudicatarios a “empadronarse prontito” en Móstoles. Y es que por las conversaciones que tuvo con algunos de los beneficiarios supo que “ellas son de Móstoles y muchos de ellos son de fuera”. Es el caso de Vanessa y Alberto. Ella tiene 31 años y es interina en la Administración pública. Él tiene 30 y trabaja en el aeropuerto madrileño. Vivían de alquiler en Madrid, apoquinando 800 euros al mes. Ahora pagarán bastante menos por un piso flamante y que además podrán comprar dentro de unos años.

Pabellón deportivo para el barrio

Los nuevos habitantes del barrio fueron los primeros en saber que “Móstoles Sur tendrá un nuevo complejo deportivo con un pabellón cubierto para medio millar de espectadores y pistas al aire libre para pádel y actividades polideportivas”, por el anuncio del alcalde. El proyecto, en la fase de redacción, incluirá “gimnasio y salas de spinning, aeróbic y para otras actividades grupales”. Cuando Móstoles Sur esté a pleno rendimiento, vivirán en el barrio

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En movimiento

Los músicos mostoleños tocan en casa

Hubo siete actuaciones musicales en la plaza del Pradillo en una sola tarde, de sábado. Y habrían sido 10 conciertos, si la lluvia no se hubiera empeñado en apuntarse a la farra. La final de los Premios Distrito Joven de Música, del Ayuntamiento de Móstoles, sacó al Pradillo de la rutina y posibilitó que grupos de pop, rock, rap y demás estilos cumplieran un sueño: tocar en casa, en el centro de la ciudad. Ganó Soma’s Cure, una banda metalera que destinará los 1.500 euros del premio a “grabar una maqueta de calidad”.

“Aunque le ponemos mucha ilusión, ganas y esfuerzo a lo que hacemos, la realidad es que en el mundo de la música el márquetin y la promoción son factores tan importantes como la composición de buenas canciones, por lo que el premio lo destinaremos a grabar una maqueta de calidad con la intención de abrirnos paso en el mundo de la música y para ser valorados”. Así reflejaban Borja, Darío, Víctor, Txema y Álvaro a qué dedicarían los 1.500 euros, si su banda, Soma’s Cure (http://www.myspace.com/somascure), triunfaba en el concurso, como así fue. Y es que, aparte de demostrar que se puede reunir a cientos de jóvenes en el Pradillo en armonía y ambientazo, lo especial de los Premios ha consistido en valorar la ilusión, el esfuerzo y la mirada en el futuro de los músicos de Móstoles.

Rimas, lucha y 50 dólares

8 de mayo. Sábado por la tarde. Inauguró el escenario, junto a la estación de metrosur de Pradillo, el más joven de los artistas, Enrique Cabrera Fabián, Kaicu, un quinceañero que se enganchó al rap por la fuerza de las letras. “Fue en el verano de 2005 y con aquella música me di cuenta de que había gente que decía cosas que pensaba y que las cantaba y rimaba con la mayor naturalidad”. Kaicu rimó con dos colegas en el escenario y, si hubiera ganado el certamen, habría “invertido el dinero en comprar los libros de texto del curso próximo y un micrófono de más nivel y una tarjeta de sonido profesional”.

Completó el arranque rapero El Ruso, un joven de 24 años que cambió Ucrania por Móstoles un día de julio de 2001. “Tenía 13 años, me metí en una furgoneta con gente desconocida y con 50 dólares en el bolsillo y emprendí un viaje a España, donde estaba mi madre esperándome”. Venía ya con el veneno del hip hop en las venas y en sólo un par de años pasó de no tener ni idea de español a rapear en perfecto castellano, como pudo comprobar el abundante público que escuchó en el Pradillo sus canciones sobre “la infancia, los recuerdos, la gente, la traición de amistades mal fraguadas y la lucha por la supervivencia”. Por cierto, si hubiera ganado habría utilizado los 1.500 euros para “realizar el próximo trabajo en un estudio profesional”.

 

“Siempre quise tocar aquí”

El cantante de Nenesrock, Sergio, verbalizó en el escenario la sensación de tantos músicos jóvenes de Móstoles: cuando era un crío y veía conciertos en el Pradillo soñaba con que algún día él podría actuar en ese punto clave de su ciudad. “Siempre quise tocar aquí y hoy lo he conseguido”, festejó. Sergio, David, Sacha y Manolo llevaron al Pradillo su mixtura de rock clásico, pop heterodoxo y pretensiones sencillas: “Queremos hacer música, sin más”. Nenesrock (www.myspace.com/nenesrock) tiene una maqueta y planea la grabación del primer disco (a ello habrían dedicado los 1.500 euros del premio).

La tardenoche del sábado más musical de mayo viró hacia el rhythm & blues (r&b) con Kid Clubbers, la flamante historia con que Nano Street, Miler, Michael y D’Alessandro tratan de “crear algo nuevo, un tipo de música urbana con el mensaje del hip hop y el toque musical del r&b”. Empezaron valientes, con medio grupo a capella, y la mezcla de voces y estilos agitó al público durante todo el concierto. ¿Destino del premio? Una tarjeta de audio, un micro de grabación y dos monitores de sonido.

“Buen rollo” y “ganas”

The Parrus demostró que su “buen rollo” con el público no es una treta promocional. Esta banda rockera mostoleña se crece en directo y lo hizo mucho más en la plaza más céntrica de su municipio, que Jorge, Sátur, Sergio y Víctor son de Móstoles. The Parrus (http://www.myspace.com/theparrus) llevan tres años de aventura como grupo, tienen una maqueta y hubieran dedicado la bolsa del premio a “material de grabación para que las próximas maquetas tengan un sonido mucho mejor y así poder llegar a tocar en salas más importantes”.

Una lluvia intermitente se sumó al espectáculo cuando Ondina subió al escenario. Pero esta joven que empezó en el teatro (El Soto), estudió danza y cambió la formación profesional en Imagen por el musical (Hoy no me puedo levantar, entre otros) no estaba dispuesta a que cuatro gotas le estropearan la presentación de su primer disco, Despegar, en su ciudad. Acompañada por músicos de amplio recorrido, Ondina (www.myspace.com/ondina) puso en escena sus “muchas ganas de seguir aprendiendo y disfrutando de la música”. ¿El premio? Lo habría empleado para apuntarse a guitarra y piano en la Escuela de Música Creativa de la capital.

Recta final a cubierto

La lluvia fina se transformó en aguacero en el concierto de Soma’s Cure. Pero ellos, emocionados, con el subidón de la oportunidad, arriesgaron sus instrumentos y todo el equipo para no defraudar a un público que no quería perderse su actuación ni con diluvio. Las últimas canciones, ya sin iluminación artificial, empujaron a la organización a buscar una nueva fecha para los tres grupos convocados a la finalísima de los Premios: Bourbon, Artistas del Sábado Noche y Atsphear. La voluntad de los representantes de la Concejalía de Juventud y Participación Ciudadana, la buena disposición de los músicos, el brindis de los responsables de la sala TAF y la evidencia de una lluvia que no cesaba hicieron que en unos minutos hubiera decisión: la recta final sería a la semana siguiente, ¡a cubierto!, en esta sala situada a las afueras de Móstoles, por la antigua carretera de Extremadura dirección a Navalcarnero.

Los primeros en auparse al escenario elevado de TAF fueron Bourbon, quinteto que compatibiliza el rock con ocupaciones profesionales y esas obligaciones vitales que se acrecientan a partir de los veintitantos años… En esta banda hay un biólogo, un director de instituto, un ingeniero técnico de teleco, un enfermero y un estudiante de ingeniería industrial y tienen formación musical clásica. Bourbon (www.myspace.com/bourbonband) planeaba usar los 1.500 machacantes del premio para un curso de verano en la Escuela de Música Creativa de Madrid.

Equilibrio y variedad

Pira, Entíl, Sista Ablavi, Toty y Godzero, o sea los Artistas del Sábado Noche, pusieron al público de la sala TAF en la onda del hip hop, el dancehall, el reggae y el soul. En escena, una búsqueda musical: “Perseguimos el fino equilibrio entre ritmos fuertes y melódicos, alternando rápidas variaciones, jugando con las velocidades y sin olvidar jamás el mensaje, la realidad desde una perspectiva personalista e íntima”.

El grupo Atsphear cerró la final de los Premios Distrito Joven de la Música con su rock poderoso y esa variedad de sonidos que posibilita a esta banda alimentarse “desde el rock clásico de los 70 a los sonidos más vanguardistas”. Atsphear (http://www.myspace.com/atsphearsite) tiene disco nuevo, Children of the fields, y pensaba utilizar los 1.500 euros del concurso para ayudar en el alquiler del local de ensayo o para clases de armonía y técnica de guitarra.

La próxima oportunidad de la Concejalía de Juventud a los músicos de Móstoles será en las próximas fiestas patronales, ¡en el escenario grande! Más información en la sección de Píldoras.

 

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Retrato

Fusion Dance, baile de ilusiones

“¿Salidas profesionales en el baile? Muy pocas: está mal pagado y no se le da importancia, se valora más a la música y a quien canta que a los que bailamos”. Hablan los componentes de Fusion Dance, quienes, lejos de resignarse, han creado una emulsión dancística con lo mejor de cada uno: el lado lírico de Laura Q., el funky de Marcos, el jazz de Noelia y el toque hip hop de Laura C. Imparten y reciben clases, compiten, acuden a cástines y no desperdician una oportunidad, sea en un crucero, una boda de altura o, por supuesto, en un teatro.

Marcos Díaz cree que programas televisivos como Fama han dado al baile un eco del que no gozaba en años. Marcos, de 21 años, lo vivió desde dentro, durante tres meses en 2008. Los recuerdos “horribles” del castin se compensan en su memoria con la ocasión que tuvo de “evolucionar” en el baile, de ponerse a prueba. Este joven de Móstoles baila desde los cinco años; primero, flamenco y bolero, luego moderno. La puerta televisiva de Fama le proporcionó popularidad y bolos tan sorprendentes como el de una boda de altos vuelos, de la que nos da algunos detalles: “Un día en la calle me abordó un joven: se iba a casar y quería dar una sorpresa a su novia, así que me contrató para que bailara en la boda”; Marcos se arriesgó, viajó a Alicante y bailó “ante 600 personas en una boda de película”. Otro contrato inusual lo llevó con algunos compañeros a bailar en un barco de crucero por el Mediterráneo. “Actuamos todas las noches durante una semana”. Con los encarguitos este joven mostoleño se costea su formación constante, que hay mucha competencia. “En el baile lo que faltan son oportunidades; la única salida es impartir clase (Marcos lo hace en el gimnasio mostoleño Olimpia), bueno, y no perderse ni un castin, hay que lanzarse, aprovechar a la gente conocida con la que te cruzas”.

Cazatalentos y sueños

Televisión, musicales, videoclips, un restaurante… nunca se sabe dónde puede haber un cazatalentos. Laura Quiles, de 17 años, se presentó a la selección para Fama School. “Fue en Alicante, conocí a mucha gente y en el momento culminante, cuando tenía que mostrar el baile que había montado… me quedé en blanco; me lo inventé todo y de aquello me quedo con las valoraciones positivas que recibí del jurado”. Laura danza desde los cinco y hoy tiene el grado medio de ballet y baila flamenco, entre otros estilos. La pudimos ver en la finalísima de los Premios Distrito Joven de Danza con el grupo Las Musas, y también a Marcos, con un conjunto numeroso denominado Raliab, que no hay que desaprovechar las oportunidades que el Ayuntamiento de Móstoles ofrece a “quienes tienen sueños y se esfuerzan y luchan por cumplirlos”, como dice la concejal de Juventud, Eva Sánchez.

Tentativas y siglo XXI

Laura Ceres tiene 18 años y una nube de proyectos, como las clases que imparte en Fuenlabrada a pupilas que ya van a campeonatos, las coreografías que monta para institutos y un proyecto alternativo llamado New Old Dance, intento de revitalización del baile urbano, con su noción de calle y un aire siglo XXI. Laura C. empezó a los tres años, con inicios en rítmica “y el típico moderno, el baile comercial”, a lo que sumó el jazz y el funky y, en los últimos tiempos, el hip hop. Noelia, otro puntal del cuarteto Fusion Dance, abrazó el hip hop “por culpa de Laura C.”, ríe; y es que lo de esta estudiante de Magisterio había sido el jazz desde los ocho años. Ellas aprenden incluso de las tentativas, como ese episodio piloto para un programa nocturno de variedades en el que Laura C. y Noelia iban a estar en el cuerpo de baile. “No salió, por cuestiones de producción, pero fue una experiencia muy buena con las cámaras y una oportunidad de conocer a mucha gente”, rescatan. De todo ese torbellino de intentonas, logros e ilusiones se alimenta Fusion Dance.

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Rincón

Ritmo joven en el Pradillo

“Si yo digo ¡Móstoles!, tú dices ¡Joven!”. Artista y público en sintonía. Hubo rap, rock y pop este mayo en la plaza del Pradillo gracias a la finalísima Premios Distrito Joven de Música. El público acudió y disfrutó, pese a la lluvia amenazante y al tirón del fútbol televisado.

 

 

 

 

Cuestionarios

Cristina González, estudiante de Turismo

  • Un libro: Los pilares de la Tierra, de Ken Follet.
  • Un disco: Cualquiera de Fito.
  • Una película: Braveheart, de Mel Gibson.
  • Una comida: La lasaña de mi madre.
  • Un proyecto: Conseguir un trabajo que me permita viajar y desarrollarme profesionalmente.
  • Un sueño: Viajar y conocer todas las culturas.
  • Una pesadilla: Cada vez que salgo de viaje, sueño con que me quedo sin dinero.
  • Un lugar de Móstoles: El HiperAsia.
  • Una afición: Lectura y viajes.
  • Te diviertes con: Los amigos.
  • Una debilidad: El chocolate.
  • Un color: Rojo.
  • Un olor: Jazmín.
  • ¿Qué cualidad prefieres en la gente? La sinceridad.
  • Un héroe/heroína: Mi abuela.

Verónica Bouza, estudiante

  • Un libro: Ghostgirl, de Tonya Hurley.
  • Un disco: Reggaeton.
  • Una película: Crepúsculo, de Catherine Hardwicke.
  • Una comida: Churrasco.
  • Un proyecto: Construir mi propia casa, como hizo mi padre.
  • Un sueño: Conocer Guinea.
  • Una pesadilla: No tener hijos.
  • Un lugar de Móstoles: La discoteca Sixty Nine.
  • Una afición: El boxeo.
  • Te diviertes con: Los amigos.
  • Una debilidad: Los chicos guapos, aunque dicen que la belleza está en el interior (risas).
  • Un color: Azul.
  • Un olor: El del río Miño.
  • ¿Qué cualidad prefieres en la gente? La sinceridad.
  • Un héroe/heroína: Mis padres.

Borja Iglesias, estudiante Ingeniería Industrial y músico

  • Un libro: El alquimista, de Paulo Coelho.
  • Un disco: Cualquiera de Steve Vai.
  • Una película: No es otra estúpida película americana, de Noel Gallen.
  • Una comida: Los callos que hace mi abuela.
  • Un proyecto: Acabar Ingeniería Industrial.
  • Un sueño: Triunfar en la música.
  • Una pesadilla: Mi antigua profe de física.
  • Un lugar de Móstoles: The Corner Skate Shop.
  • Una afición: La música.
  • Te diviertes con: Los conciertos de Soma’s Cure, mi grupo.
  • Una debilidad: Soy un poco impaciente.
  • Un color: Morado.
  • Un olor: El olor de las cuernas nuevas de una guitarra.
  • ¿Qué cualidad prefieres en la gente? La sinceridad.
  • Un héroe/heroína: Joe Satriani.
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