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EXPO.IMAGENImagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextoEXPO.IMAGENLa Concejalía de Cultura, Bienestar Social y Vivienda presenta, del 12 de febrero al 7 de marzo en el Centro Sociocultural Joan Miró, la exposición conjunta "Pogodor", de Spela Trobec y Luis Rapela.


Luis Rapela


Como muchos de los artistas gallegos de su generación, sus primeros pasos en el mundo de la pintura lo llevaron a experimentar con una figuración de colorido fuerte y tendencias expresionistas. Ya en estos primeros trabajos caminaba en clara dirección a dar prioridad a la masa como base del cuadro, utilizando gran cantidad de pintura para componer la obra.


Es precisamente esa materia dominante la que lo lleva a tomar una dirección diferente, empujándolo al informalismo pictórico y a decidirse por seguir una línea en la que ésta se hace dueña de la obra.


Papel reciclado y telas presentes en el estudio dan forma a la base de sus lienzos, engrosando la superficie, que después cubre de color; un color sobrio, natural, marcado por la presencia absoluta de los tonos tierras, anaranjados, y por los procesos de oxidación natural a los que somete a sus pinturas.


Su obra también se tiñe de negros alquitranados, de marrones, de azulados en alguna etapa y también de rojos y burdeos, dando vida a una paleta que evita ante todo los verdes. Su pintura es clara y oscura y a la vez cálida. Tiene relación con la luz y la penumbra, con la vida y la muerte y con una simbología propia de un pintor que intenta acercarse a la simplicidad.


Spela Trobec


Según la autora eslovena, "entre tanto ruido, entre tanta forma, entre tantas voluntades y egos, la irrupción de lo mágico, profundo, etéreo nos traslada a la quietud y el sosiego que tanto necesita el proceso creador".


Su obra, a juicio de la artista balcánica, "posee el don de lo sencillo de lo oculto del tener que mirar con el placer de ver, con argumentos, adentrándose en planos yuxtapuestos que se extienden entre lo sutil de las telas (no) trabajadas y los signos (no) trabajados que surgen más por las necesidades que sugieren los trazos, los encuentros que por el afán de decir, el deseo de dejar huellas".


Se trata de "obras de un mundo propio, sin dudas que consigue la máxima del arte, involucrarte y reconocerte en trozos, de la piel de toda las vidas que nos marcan, nos individualizan y nos acercan sin saberlo a las partes ocultas a veces herméticas sin saberlo".