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Del 27 mayo al 28 de junio, bajo el título de Soy la vida y nada más, la artista cubana nos presenta sus piezas más representativas de los últimos diez años.


Estamos en presencia de una pintora inteligente, dominadora de su oficio. Cada género es tratado en su pintura ortodoxamente, pero situándose en un momento, que es el de principio del siglo XXI.


Hilda Vidal (La Habana, Cuba, 1941) ha desarrollado, a lo largo de su vida, diversas manifestaciones artísticas, entre otras la pintura, el dibujo, el diseño, la escultura, el collage y el papel maché.






Soy la vida y nada más es el título de la exposición que los aficionados al arte pictórico podrán visitar, del 27 de mayo al 28 de junio, en el Centro Cultural Villa de Móstoles. La artista cubana Hilda Vidal, una de las más relevantes del actual panorama latinoamericano, nos presenta por primera vez en el municipio, 25 óleos representativos de su trabajo de los últimos 10 años.


En Soy la vida y nada más, la artista que desde los años 70 emplea la figuración expresionista nos muestra sus lienzos como si se tratara de un espejo, en el que también ella se ha escudriñado con anterioridad. Parados frente a ellos descubrimos todo cuanto somos o podríamos ser; la complejidad de la vida interior. Su paleta de color, en la que prevalecen los azules, rojos, verdes y amarillos, constituye un elemento importante en la deducción de sus metáforas así como en la recreación de determinadas atmósferas y estados.


Lo que destaca fundamentalmente en la obra de Hilda, una de las principales pintoras cubanas de la actualidad, es el color diestramente empleado conjuntamente ligado con la armonía y la expresión de los personajes que transitan por sus cuadros. Su pintura no narra anécdotas, ya que su propósito es hacer una obra intimista, reflejo de lo que es ella misma.


La utilización del espacio está alejada de cualquier convencionalismo, y en este juego de climas pictóricos se manifiesta personalísima. Su dibujo acaba siendo el protagonista de su obra, cierto que deliciosamente acompañado del color. Estamos en presencia pues, de una pintora inteligente, dominadora de su oficio. Cada género es tratado en su pintura ortodoxamente (paisaje, retrato, composición de figuras…), pero situándose en un momento, que es el de principio del siglo XXI. Todo esto es fundamental en el quehacer plástico de Hilda Vidal, para quien el interés y su motivo no son un estudio del natural, de la figura como tal, sino más bien una reflexión sobre un concepto, lo que está detrás de todo: lo interior, lo esencial.


Hilda Vidal nació en La Habana, Cuba, el 13 de agosto de 1941en el seno de una familia perteneciente a la clase media-alta. Desde una temprana edad manifiesta su inclinación por la pintura. Desarrolló diversas manifestaciones artísticas entre ellas la pintura, el dibujo, el diseño, la escultura, el collage y el papel maché. Durante la década de los 60 se dedica al diseño de moda, trabajando en el Liceo de La Habana. En 1973 conoce al maestro Manuel Vidal, quien se convierte en su compañero sentimental además de su maestro de pintura. Desde entonces y hasta la fecha cuenta con innumerables exposiciones personales y colectivas en Cuba y en el extranjero.


Entre los reconocimientos alcanzados por la artista podemos mencionar el Primer Premio obtenido en la exposición-concurso Muñecas de trapo, realizada en el Museo de Artes Decorativas (La Habana), en 1976Este enlace se abrirá en una ventana nueva. También, en 1983Este enlace se abrirá en una ventana nueva, alcanza una importante mención en la categoría Pintura en el Salón de la Ciudad, realizado en el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño (La Habana).


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