Las mujeres tienen una esperanza de vida mayor que los hombres, pero esto no significa necesariamente que vivan mejor, que tengan mejores condiciones de vida o que gocen de una mejor salud.
Aunque somos muchas y diferentes las mujeres compartimos la vivencia de la salud como una experiencia adquirida a lo largo de nuestra vida, integrada de tal modo que nos sentimos partícipes y muchas veces responsables, no solo de nuestra salud, sino de la de aquellos que nos rodean (hij@s
, padres, madres, compañer@s
, etc.).
Cuando adoptamos un enfoque biopsicosocial y de género en la promoción de la Salud de la mujer nos damos cuenta de que hasta ahora solamente se han tenido en cuenta los componentes de salud que tienen que ver con su papel biológico reproductivo y su imagen física, sin tener en cuenta los condicionantes sociales y emocionales.
Es importante para sentirse bien y ganar salud desarrollar los recursos y capacidades personales, aprender a cuidarse y quererse a una misma.
