Evento
Concierto "Cantos al hombro: historias de soldados de ayer y hoy" en el Museo de la Ciudad.

cartel 27.02.20Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextocartel 27.02.20

Concierto en el Museo de la Ciudad, jueves, 27 de febrero a las 19,00 h.

Guión y montaje: Pedro Sáez Ortega


En muchos libros de Historia, y especialmente en casi todos los manuales escolares, la guerra parece ser un asunto de los dirigentes políticos que la declaran, los generales (todos mayores y condecorados) que la planifican, el desarrollo de las batallas más importantes, cuyos escenarios se dibujan a vista de pájaro, para que se vean mejor las figuras geométricas que representan a las fuerzas de combate y las flechas que indican sus movimientos sobre el terreno (todo muy claro y muy limpio) o las estadísticas comparativas de bajas entre los contendientes.

En estas explicaciones formales, los soldados aparecen en un segundo plano, disueltos en las cifras de los muertos o en los rectángulos de colores de los batallones. Sin embargo, esos seres humanos reales combatieron en lugares concretos, a menudo en medio de condiciones ambientales extremas (frío, calor, niebla, lluvia, viento); con sus uniformes llenos de sudor y de barro, infestados de piojos y pulgas; después de días y días de marchas agotadoras, sin dormir y malcomidos; vomitando por beber agua de charcos (no había otra cosa) o con diarrea por comer conservas en mal estado; con temeridad o con miedo; con furia y saña asesinas o con la desesperada voluntad de sobrevivir; héroes o cobardes: siempre víctimas.

En todas las culturas y formas de hacer la guerra, antes y ahora, los soldados han sido los protagonistas de la masacre, del desastre, de la miseria que acompaña a todo conflicto armado: forzados por ideologías e intereses generados en lugares muy alejados de su vida (despachos, bancos, empresas, embajadas, parlamentos); obligados por la supuesta fidelidad nacional-patriótica; incitados por el espejismo de los discursos del odio al enemigo; a caballo del Dios vengador y justiciero, tan distinto y tan superior al de los otros, si es que los otros tenían un dios (resultaba más complicado cuando el dios que animaba a derramar la sangre en el altar de los sacrificos era el mismo de los otros), han puesto los heridos, los mutilados, los muertos y también los supervivientes, también heridos, mutilados y muertos.

En nuestro concierto vamos a intentar rescatar algunas historias de esos soldados, a través de las canciones que utilizaron para humanizar su experiencia, como manera de recordar el hogar añorado, o como forma de compartir una circunstancia común, por terrible que fuera. Estos testimonios cantados de y sobre los soldados constituyen, además de un homenaje a su inútil sacrificio, un intento de recuperar su memoria -la memoria de cada uno, de cada una de las vidas individuales que la guerra destrozó-, y una requisitoria contra la guerra, siempre.


Entrada gratuita previa retirada de invitación y hasta completar el aforo de la sala. Las invitaciones podrán recogerse en el Museo de la Ciudad desde el martes 25 de febrero en horario de 10 a 14 y de 17 a 20 horas.